Aquí hay registradas unas cuantas horas de discoteca, litros de sudor y miradas cruzadas a ritmo de tecno. Intercaladas aparecen múltiples visiones sobre el trabajo de coreógrafo —desde el impulso creativo hasta la necesidad de gestión y el análisis de resultados— que nos transportan de la luz cegadora de los focos de un escenario a la oscuridad profunda de una cueva. Este es el retrato íntimo de Pere (Gay) Faura, un artista de la pista, y de la propia pista donde se mueve: la cultura actual.
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