Marca: David ogg
Nunca se ha visto un siglo como el XVIII. El profundo contraste entre los residuos de la inercia de un medievalismo en decadencia y la lucha de la sociedad en su deseo de salir de su estancamiento tensionó el Antiguo Régimen hasta alcanzar el punto de no retorno: lo viejo ya estaba destinado a morir, aunque lo nuevo no acabaría de llegar hasta que la Revolución francesa viniera a fracturar el orden establecido. En Europa comenzaba a perfilarse una concepción más amplia de las funciones del Estado y las luchas dinásticas...
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