Marca: Dolmen editorial
En la reinvención de Flash Gordon en las tiras diarias de los años cincuenta, nuestro héroe es decididamente un personaje falible, simpático, humano. Muestra un acusado sentido del honor y del deber, pero sonríe. Flash falla, se duele, lo hieren. Se equivoca. Se mete en mil berenjenales y en ocasiones dispersas son otros quienes tienen que sacarle las castañas del fuego. Dan Barry aporta ahora a sus historias el elemento casual. Como Flash Gordon no es un justiciero sensu stricto, es el azar el que le sale al paso, bien en...
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