Marca: Olelibros
Todo el mundo ha tenido la tentación, alguna vez, de volver la vista atrás para conocer de dónde procede, saber cuáles son sus orígenes. Pero esta inocente y atávica práctica puede volverse contra quien, desprovisto de la necesaria cautela, se adentra en las entrañas del tiempo. El silencio y las medias verdades en las familias son como el cieno que sustenta al espigado arrozal, mejor no removerlo. En este relato, Ana, una atribulada gestante, se expone accidentalmente a jugar con él y da con los hilos que la unen a Alma, el espíritu de una mujer atormentada que, sujeta a su destino por la crueldad de los hechos, lucha por ser reconocida y sobrevivir en un tiempo, principios del siglo XX, adverso y tumultuoso. Este deseo de ser reconocida, Alma lo compartirá con su ciudad, Valencia. Tanto la idea primigenia como la propuesta argumental de esta obra, en esencia, son impulsadas y giran en torno a dos conceptos, alma y exposición, palabras imprescindibles que la definen y sustentan. El alma tiene aquí una doble vertiente. Por un lado, es la médula de la vida de los personajes, sus deseos, sus pasiones; por otro, el motor y única voz de una sociedad, la valenciana, que, en busca de un justo reconocimiento, se expone al destino sin más defensa que su osadía y pundonor. Todos, personajes y ciudad, se someterán al rigor de los hechos. Los unos buscando su verdad, y la otra, Valencia, inmersa en su particular cruzada por figurar entre las ciudades importantes de su época mediante una radical transformación que mostrará al mundo en la llamada Exposición Regional de 1909.
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